En nuestra región calentana por las tardes se acostumbra entre las familias reunirse en el patio o algún punto de reunión de su hogar para platicar sobre sucesos o experiencias de la vida y por que no de la vida del pueblo.
Hoy aprendí que los adultos toman las decisiones, pero la inocencia nos enseña cosas diferentes.
Una tarde donde el sol se esconde entre los cerros y sus luz deja un colorido semi rojo ante el cielo, reunidos en familia se inicia el tema sobre donde ser sepultado, en un momento papa menciono que el quería ser sepultado con sus papas, mama también menciono que ella también deseaba quedarse con sus papas. Los hijos sonriendo preguntamos "y nosotros donde quedamos" generándose la conversación del tema donde algunos mencionaban que donde murieran hay fueran sepultados, otros ser cremados y otros para no tener conflictos después de muertos deseaban ser sepultados a la entrada del cementerio y así verían a todos los demás pasar.
Al termino de la conversación se llego a la conclusión que cada generación tiene el mismo dilema donde terminare con los padres o con los hijos.
Sin darnos cuenta que la mas pequeña de la familia de cuatro años se encontraba entre nosotros escuchándonos sentada en su silla y atenta a la conversación, al termino de la conversación ella levanta su voz diciendo yo también quiero hablar, brindándole su participación y atentos a sus palabras, mencionando: "Yo quiero que me entierren aquí, por que quiero que me lleven flores, que me visiten y por que quiero que siempre se acuerden de mí. "
En ese momento quedo un silencio de sorpresa en sus palabras y brotando algunas lagrimas sin poder detenerlas de los presentes por las bonitas palabras de la inocencia y de lo importante de la vida después de la muerte.
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