Serpiente de agua y de mil voces
Que despiertas al canto de tus hijos,
Cuando esgrimen sobre ellos los atroces
La ignominia para apagar su brillo.
Quetzalcoalt emplumada en cicatrices
Tan eternas e indelebles como el tiempo,
Se entristecen tus aquellos días felices
Al escuchar de tus hijos sus lamentos.
Han querido pisotear tu honra y grandeza
Sin que miren los necios tu valía,
Se olvidan de tu enorme fortaleza
Y de aquella tu indomable valentía.
Dormías apacible en tu seno
Y a tus siete cabezas ignoraban,
Hoy derraman la copa de veneno
Y desatan tus grilletes que apresaban.
La conciencia dormida ahora despierta
Ante el mundo y testimonio de otros pueblos,
Ni un resquicio queda ya de aquella puerta
Donde un día germinaron tus anhelos.
En el mes de la erección has despertado
Y vas en busca de tus hijos abatidos,
Todos ellos que el ser pobre es su pecado
Que Iguala y su bandera son testigos.
Recorre sin cesar todo tu estado
Y lleva tus lamentos al supremo,
La fatiga que sea tu bien aliado
Y resiste como siempre al mal gobierno.
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