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martes, 23 de febrero de 2016

Poema a Pineda, Guerrero.


Para adorarte como yo anhelaba,
vine a Pineda -tu solar natal-
donde eras una niña de cristal
quien con las flores su candor jugaba.

Porque si amaste o a mi fe embargaba
saber que recordases algún mal,
quise encontrarte, ahora, primordial
como tu infancia de diamante estaba...

Y te vi tan seráfica tal fuiste,
que en niño me torne para quererte
y contigo jugar cual lo quisiste:

Ya que el amor -para ser puro y fuerte-
debe ser la niñez que ayer tuviste
en Pineda... y triunfar, aún de la muerte.

De la "plaquette" "Tú la Reina del poema", 
para la distinguida señorita Dora Emma Lasso.

Fuente: Poetas de Guerrero., Franco, Fidel. 1849 -1949, México, D. F. 1949.

Janiel Reynoso Landin
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sábado, 5 de septiembre de 2015

El patio de la abuela y el barrer de los años

Aquel patio muy limpio, que mi abuela en tierra caliente barría todas las mañanas, se convertía en arrimados de hojas amarillas, en calcinadas hojas de buganvilias que transparentaban en el pedregal. Sucias aguas arremolinaban hacia la calle, donde pisaban vacas y burros, encausados al potrero. Se venía la tarde, con pizanes desdoblados hacia el sol, que creaban claroscuros, vacíos de luz justo ahí donde revoloteaban los mosquitos. Los chiscuaros pregonaban sus silbidos, acurrucados en franelas de ramas, pero con el aliento suficiente para anunciar la tarde. Corredores de milpas se dejaban caer, suaves, con el calor del viento. Se trataba de la inclinación del sol, un tanto espeso, hacia las llanuras.
Autor: Roberto Bernal


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miércoles, 2 de septiembre de 2015

Ya esta pardeando la vida

Autor: Roberto Bernal
Mi abuela apuntaba con un dedo, al horizonte, que ya era tarde, e iba por una charola donde colocaba las tablillas de chocolate que había puesto a secar en la mañana, pálidas en lo soleado, pero con olor disperso que llegaba, incluso, al borde del pozo de agua. Más tarde prendía el candil, e iba a la cocina y hervía leche para la merienda, con sus manos morenas ocultas entre las oscuridades, donde lo negro, como única plataforma, hacía que la flama del candil se fundiera en chispazos, y donde una ola incierta, de humo, escapaba del fogón. Humo que se desarrollaba en un diámetro pequeño alrededor de la olla, difuminando, así, las láminas del techo, también el rostro de mi abuela, pero que suavizaba, a la vez, los olores a milpa en el patio y el del guayabo junto al lavadero.

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domingo, 15 de febrero de 2015

SHEOL

Autor. J. Félix Cruz Gutiérrez.
¿Quién puede contemplar la noche, sin que
lo arrobe su infinita y tenebrosa negrura?...
¿Quién puede contemplar el paisaje nocturno,
donde convergen los fantasmas?
Y donde las aves nocturnas, salen para alimentarse de ácaros, que caen de las vestimentas de los fantasmas.

¿Quién puede contemplar la noche
y el callejón oscuro y tenebroso que lo vuelve denso?

¿Quién con su miedo avanza, sobre el dudoso camino,
poblado de silencio y ruido?

¿Dónde ocultar el alarido mudo, de la garganta herida?
¿Dónde la ceguera nace? y ¿dónde muere?
¿Cuándo una estrella solitaria, es gota de agua en el desierto,
Y la luz de la luna se vuelve liquida y refresca la garganta herida,
dejando salir el alarido apagado?

¿Dónde el frío es aliado, y se vuelve tú enemigo?
El tiempo y sus minutos son eternos y el sol tarda,
tu cansancio extremo te derrumba y mata al tiempo.

Amanece y sigues derrumbado sin abrir los ojos,
quieres que te despierte el sol con sus quemantes rayos,
para cerciorarte que se fue la noche.

Nunca los brazos del ser amado se han extrañado tanto.
Mientras que tus culpas te azotan la conciencia
y tus prejuicios te juzgan y te vuelves condenado.

…Y sin darte cuenta, te vuelve a cubrir la noche
y se repiten las escenas de la noche anterior
y te vuelves fantasma, espectro
y ahora eres tu quien causa el miedo a los transeúntes nocturnos,
y los ladridos de perros te reconocen de lejos.

Ya no te puedes ocultar de las sombras, porque ahora, eres parte de ellas.
Si lloras o ríes ya no importa, tu corazón ya no tiene motivos
para seguir latiendo por alguien.

Tu alma te abandona y regresa con dolores.
El sol ahora te molesta, se ha muerto el tiempo,
Tú lo mataste.

Tú te burlabas de él, cuando hace tiempo, eras su esclavo.
Rompiste los grilletes del tiempo y clavaste tu mirada en el infinito,
lejos de ti, para seguir sin ver tu mismo, tu propia realidad.

Se ha vuelto loca la gente para ti
todos corren, gritan, lloran, se ofenden y lastiman,
se roban unos a los otros y entre ellos se matan.

Esa es la locura de la que tú te has escapado
nadie te sigue, por temor a dejar de depender de sus grilletes,
que los esclavizan, a ellos deben su supervivencia,
ellos, sus grilletes, son su garantía de estipendio,
creo que en verdad has encontrado y conseguido
la absoluta libertad.


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