miércoles, 25 de marzo de 2015

Mujer calentana

Eres tú mujer de mi tierra bella
de barro, de madera y trigueña
con porte de tradicional familia
de mirada diáfana que ensueña
con aretes y miradas que encadenan
y en el quiebre al desliz de tus manos
que tu bello rostro de amor engalana
de gusto felicidades entona tu alma
ante el arrebol del olán de tu falda.

Autor:WSAS

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martes, 24 de marzo de 2015

El tizoncito y mi cigarro

Había caluroso azul hasta el pie de las montañas. Abril amanecía con poca ropa. Principios de arroyos estaban estancados en lama verde. Pocas lluvias y mucho polvo tenían las coníferas de Villa Madero. Se arrastraban hasta las nubes los calores. En la curva que anuncia el caserío de Tlalchapa, el hijo le ofreció un cigarro al padre. Era la primera vez que fumaba en su presencia. El padre, por su parte, era la primera ocasión que se montaba en un auto. Hilos de sol pegaban en el espejo del copiloto. Cegaban al padre. Cerró un ojo cuando preguntó por los cerillos. El hijo le ofreció el encendedor del auto. ―Enciéndalo con esto ―dijo. En el camino había manojos secos de espinos. También huizaches pavorosos del sol. En transversal, el aire buscaba rutas cálidas. El padre fumaba y el aire le devolvía el humo a los ojos. Por la tarde, después de comprar huaraches y agua de horchata, regresaron a Villa Madero. El hijo tuvo antojo de otro cigarro, tomó uno y le ofreció otro al padre. El padre aceptó. ―¿Y el encendedor? ―preguntó el hijo. ―¿Cuál encendedor? ―El que le di en la mañana. ―Ah ¿el tizoncito? Lo tire ―dijo el padre. La carretera estaba torcida con la misma lumbre.

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lunes, 23 de marzo de 2015

El aroma de la comida calentana y sus anhelados recuerdos

De mi abuela no tengo más recuerdo que moviéndose alrededor del fogón. Creo que ese ruido particular, el de la leña introducida en el fogón, entre las cuatro o cinco de la mañana, era el que marcaba el inicio del día, la hora en que todos despertábamos. 

Ahí, en el fogón, había, casi invariablemente, leche bronca, calabaza en piloncillo, café, combas y tortillas. Las formas únicas del cielo resplandecían, entre el humo, para dar forma al rostro de mi abuela y a lo que cocinaba. Así, sin certezas, pueden llegar los alimentos hasta nuestra memoria. Basta probar algo que hace años no lo hacíamos, para hacer un registro incierto de los años pasados, enlazar, digamos, sabores con tiempos que ni siquiera recordábamos. Cada vez que mi madre viene desde Guerrero, espero ansioso los alimentos que trae a casa. Son sabores y olores únicos para mí, reconocibles, a lo cuales estaba habituado y que ahora implican una falta y hasta un lujo. La preparación de estos alimentos está íntimamente ligado a elementos de la zona, a ingredientes particulares de la región e incluso a su temperatura. El uso del horno de barro, por ejemplo, mantiene una vigencia inalterable para la elaboración del “pan de vaqueta” o el pan dulce. La razón no puede ser más que los resultados: este pan sigue tan exquisito y delicado como lo recuerdo.
A la fecha, cuando viajo a mi pueblo, he visto más de una ocasión a cuatro hombres —como lo ordena el canon—, con palas en mano removiendo el piloncillo y la canela y la leche en una cacerola bajo la leña. El trabajo es extenuante, casi ocho horas, hasta que la leche queda tan sólida que ya no es posible removerla más. No hay otra forma de hacer Atole Dulce (Leche dura). En mi región, Tierra Caliente, la permanencia de las tradiciones culinarias están lejos de obedecer a una risible mexicanidad o, peor aún, a un mercado turístico porque simplemente no lo hay. En realidad, el calentano —como nos llaman— no tiene otra posibilidad más que cocinar lo que cosecha y los animales que cría, echar mano de los frutos de la región, incluso de hierbas comestibles. Pero también, por otro lado, guarda un desprecio íntimo por lo que se come en otros lados o en las grandes ciudades. En constante inmigración, viaja con toqueres, gorditas dulces, requesón, semillas de calabaza, tamales de ciruela; desde Estados Unidos piden que les manden un poco de longaniza. Y en un viaje de ida y vuelta, de tiro aguanta el hambre o pide nada más el café.
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sábado, 21 de marzo de 2015

Como hacer leche dura o dulce de leche

Ingredientes para hacer Dulce de Leche casero
  • 1 litro de leche
  • 2 tazas de azúcar
  • Esencia de vainilla
  • 1 cucharadita de bicarbonato
  • Una cuchara de madera
  • Una olla o cacerola anti adherente

Colocamos la olla en un fuego suave, y vamos agregando poco a poco el azúcar mientras revolvemos con una cuchara de madera.

Una vez bien mezclada el azúcar, agregar la esencia de vainilla. Una vez que rompió el hervor, se debe agregar el bicarbonato.

Remover constantemente sin detenerse hasta que la mezcla tome el color y consistencia deseado. Antes de apagar el fuego, poner una pequeña cantidad (una cucharadita) del dulce de leche caliente en un platito, esperar que se enfríe y probar si tiene el espesor similar al que queremos conseguir.

Una vez que la mezcla esté, se debe apagar el fuego y dejar enfriar. Una vez tibio, se puede pasar a otro recipiente más cómodo. Esperar a que enfríe bien.


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viernes, 20 de marzo de 2015

Como hacer aporreado huaco


Ingredientes para 4 ó 5 porciones:
  • 8 huevos batidos
  • 2 bistec de cecina (carne oreada, seca) o bien pueden ser bistc de res previamente sofritas en poco de manteca de puerco,o sustituir por aceite de maíz y posteriormente desmenuzada
  • sal al gusto
  • 2 jitomates o tomates verdes si prefieren el aporreado en salsa verde.
  • 2 dientes de ajo
  • Pimienta
  • cominos (Opcional)
  • 1/4 de cebolla
  • 1 manojito de cilantro (Opcional) hay quienes no le ponen cilantro.
  • 6 chiles serranos o cuaresmeños, llamados también jalapeños

Método: En una sartén se saltea nuevamente la cecina y desmenuzada en suficiente aceite de maíz, posteriormente se le agregan los huevos batidos, que son sazonados previamente con sal y pimienta, se revuelve todo a fin de que termine de cocer. Se reserva en la sartén.

Aparte se elabora la salsa de la siguiente manera: Se hierven los tomates y los chiles o bien asados al gusto e cada cual, si es asado, se le quita la piel a los tomates y se procede a licuar. Se licúan los jitomates, los chiles, los dientes de ajo,cominos si gustan ponerle y la cebolla con suficiente agua, ya licuados se agrega el cilantro picado ala salsa. (Es opcional usar una licuadora, ya que en guerrero la mayoria usan molcajete para prepar la salsa)

Ya está lista la salsa. Se agrega ésta a los huevos revueltos (o enteros) con la cecina, que se reservaron en la sartén, se sazona la salsa con sal y pimienta y un poco de caldo de pollo en polvo esto es al gusto de cada quíen,se puede omitir y solo dejarlo con el sabor que ya la carne y demas ingredientes han de soltar al hervir.
Se deja que hierva la salsa con los huevos revueltos con la cecina para que se incorporen los sabores, se puede acompañar con frijoles y arroz y unas tortillas calientitas ,y a comer se ha dicho! buen provecho.

Espero sea de su gusto esta receta, los ingredientes, cantidades es al gusto de cada quién, cada persona tiene su propio sazón.

Janiel Reynoso Landin