El comercio de los calientes fue uno de los mas antiguos y lo hacían las vinateras, mujeres que armadas con una mesita, anafre, olla de barro, cubeta con jarritos, manojos de yerbas y botellas de licor daban servicio. Se les conoció como calientera porque ofrecían bebidas calientes, aromatizadas con yerbas y alcohol, servidas en un jarro y a precio barato, dos o tres centavos costaba un caliente.
Eran un atractivo para consumidores de escasos recursos y también para tacaños que se cuidan de invertir hasta en su propia persona. Las calienteras venían con sus menesteres de trabajo desde muchos lugares, ocupaban una calle y formaban parte del folclor de la feria de San Lucas. A pesar de que el consumo de calientes fue desplazado por la cerveza, este persistió hasta 1980, cuando desapareció debido a una arbitraria orden oficial del gobierno estatal en turno, que por cierto iba comenzando sus funciones y se mostró ignorante de esta vieja costumbre.
El oficio de calientera fue muy popular en Tierra Caliente, represento una verdadera fuente de trabajo, principalmente para mujeres solas y desprotegidas; madres solteras o abandonadas con hijos que sostener. No eran prostitutas. Las mujeres decentes luego las vilipendiaban pero ellas solo atendían un servicio y afrontaban la vida con valor. En las fechas de bodas, fiestas publicas de pueblos y ranchos, cumpleaños y otras celebraciones, aparecían con sus mesas y ponían su vendimia de calientes con alcohol.
Extracto del libro La Virgen de San Lucas - Su historia, autor: Viliulfo Gaspar Avellaneda. Editorial Garabato.
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