Una
de las leyendas más terroríficas en toda la Tierra Caliente, y quizá la
más popular, es la de La Nana Colasa, desde Huetamo a Ajuchitlán y de
Arcelia a Zirándaro, incluso lugares cercanos como Amatepec, Tejupilco,
Tetela del Río, Apatzingán, etc.
La
difundieron quizá desde 1540 cuando llegaron a Tierra Caliente los
primeros frailes que decían que en la región "estaba muy bien el Diablo,
pacífico y en paz" según las crónicas. La Nana Colasa se decía que era
"la mamá del Diablo", que tenía grandes senos aunque algunos decían que
tenía uno más grande que el otro; en ocasiones la pintaban como una
mujer gorda y espantosa pero en otros como guapa y sensual que invitaba a
los hombres a la manera de Xtabay en Yucatán. En aquellos dos casos la
Nana Colasa invitaba a mamar sus senos con fines eróticos y el hombre
corría asustado al ver de quién se trataba. Nana está en tarasco y
significa "madre", y Colasa es por Nicolasa. En Cutzamala durante siglos
se dijo que se paseaba por el arroyo de Xarakuaro muy cerca de la loma
El Divisadero cuyo nombre es también de Xarakuaro, y de ahí se iba al
cerro La Tondónikua donde "radicaba" su hijo el Diablo. Esto lo decía la
conseja popular, el vulgo. La han querido identificar con La Llorona
pero no debe ser por que la Nana Colasa no clama por sus hijos como lo
hace aquella. Por algunos rumbos de Tierra Caliente le llaman Culasa,
tal vez por sus grandes caderas. Hoy se ha acabado esta leyenda por que
dicho arroyuelo, la loma y el cerro La Tondónikua están grandemente
poblados. De esta leyenda y otras se trata en mi libro "Cutzamala Magia
de un Pueblo". Las leyendas, aunque no son ciertas, son el adorno de la
Historia, como los aretes en una mujer guapa.
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