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viernes, 25 de septiembre de 2015

Señorita Fiestas Patrias 2015 de San Lucas, Michoacan

A unas cuantas horas de conocer a la nueva "Srita Fiestas Patrias de San  Lucas 2015", presentamos las candidatas:
























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sábado, 5 de septiembre de 2015

El patio de la abuela y el barrer de los años

Aquel patio muy limpio, que mi abuela en tierra caliente barría todas las mañanas, se convertía en arrimados de hojas amarillas, en calcinadas hojas de buganvilias que transparentaban en el pedregal. Sucias aguas arremolinaban hacia la calle, donde pisaban vacas y burros, encausados al potrero. Se venía la tarde, con pizanes desdoblados hacia el sol, que creaban claroscuros, vacíos de luz justo ahí donde revoloteaban los mosquitos. Los chiscuaros pregonaban sus silbidos, acurrucados en franelas de ramas, pero con el aliento suficiente para anunciar la tarde. Corredores de milpas se dejaban caer, suaves, con el calor del viento. Se trataba de la inclinación del sol, un tanto espeso, hacia las llanuras.
Autor: Roberto Bernal


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miércoles, 2 de septiembre de 2015

Ya esta pardeando la vida

Autor: Roberto Bernal
Mi abuela apuntaba con un dedo, al horizonte, que ya era tarde, e iba por una charola donde colocaba las tablillas de chocolate que había puesto a secar en la mañana, pálidas en lo soleado, pero con olor disperso que llegaba, incluso, al borde del pozo de agua. Más tarde prendía el candil, e iba a la cocina y hervía leche para la merienda, con sus manos morenas ocultas entre las oscuridades, donde lo negro, como única plataforma, hacía que la flama del candil se fundiera en chispazos, y donde una ola incierta, de humo, escapaba del fogón. Humo que se desarrollaba en un diámetro pequeño alrededor de la olla, difuminando, así, las láminas del techo, también el rostro de mi abuela, pero que suavizaba, a la vez, los olores a milpa en el patio y el del guayabo junto al lavadero.

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miércoles, 26 de agosto de 2015

Mi abuela

Mi abuela anunciaba las mañanas con un cuchicheo, al que recurrían las gallinas, mientras dispersaba, sobre sus cabezas, granos de maíz con el doble. 

Para el resto de la mañana, me quedaba con ese cuchicheo, que para mí era un terciopelo de hojas que se enganchaban al correr del aire, sin precipicios, sin ecos, tan sólo la suavidad de un habla sereno. Los matices de su voz eran los matices que alargaban el color del ciruelo en su propia rama. Mi viejita, mi abuela, tan callada y tímida, tenía, en su voz, el recorrer de las estaciones, pero solo una, el verano, podía copiar con la lluvia su forma de guardarse las distracciones.

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miércoles, 12 de agosto de 2015

La escasez de lluvias en Tierra Caliente, desastroza!

Es terrible la situación que se está viviendo en el medio campesino la región de la Tierra Caliente del estado de Guerrero, pues a casi la mitad de este mes, no ha llovido como se debe, por lo que esta grave escasez de lluvias, ha inhibido notable y alarmantemente el establecimiento del cultivo del maíz, alimento básico por excelencia, cuya producción radica principalmente las épocas de lluvias, por lo que según, ya se ha perdido el 70 por ciento de una superficie de más o menos 78 mil hectáreas de la gramínea básica para consumo humano.
Hay un escenario desalentador y de incertidumbre en el agro de la región mencionada, y de hecho, no aparecen las lluvias que remediarían el dramatismo del campo calentano.
Si la vía crucis se alarga, ciertamente no tan solo será de consecuencias nefastas para los sembradores de este cultivo, sino para todas las familias que habitan la mencionada región, pues el precio de la tortilla, seguramente se incrementará, aumento que podría generalizarse en otras áreas vitales.
No obstante, en medio de este ámbito que se padece, hoy miércoles, cuando menos en Cd. Altamirano, amaneció con un ambiente agradable, debido a la precipitación pluvial que se observó por la madrugada.
Aun con todo ello, esa escuálida lluvia no será suficiente como para señalar una cuestión normal respecto a las actuales circunstancias, aunque también podría ser el candado que felizmente cierre y ponga el ansiado fin de las limitaciones pluviales, veremos.
Sin embargo, es el momento para hacer llegar los apoyos gubernamentales necesarios que permitan suavizar de algún modo, la escabrosa situación martirizante que se está viviendo y padeciendo en la región de la Tierra Caliente del estado de Guerrero.

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martes, 28 de abril de 2015

Elogio al lenguaje calentano

Foto: Conjunto Arroyo Grande
Recuerdo que mi otra familia ―de la Costa Grande de Guerrero― se admiraban de que yo había nacido en Tierra Caliente, y decían, despectivos, entre risas, que allá mis paisanos andan con huaraches y sombrerudos. Pero yo, distante de mi tierra, añoraba mi casa, también la perfecta concordancia de la sombra de los árboles con el lenguaje de mi abuelo, quien, al decir pinzán, encierra, en esa sola palabra, un mundo íntimo y privado. Yo advertía, en el lenguaje de mi familia calentana, una relación cuidadosa ―y hasta amorosa― con el entorno que sólo he visto en muy excepcionales regiones. Se trata, sin más, de un lenguaje elemental, que nombra y atrae cosas inmediatas y que tienen relación, por lo general, con el trabajo y la cocina. Este lenguaje, en apariencia parco, no se distrae en lo innecesario; en consecuencia, todo ―incluso las cosas más pequeñas― tiene un nombre y un orden destacado en los quehaceres del día. La expresión dura, por ejemplo, de alinear a la vaca o llamar al toro, es la misma expresión rigurosa del cuerpo con la que se cosecha o se pizca el campo. 


Sin embargo, detrás de ello ―me daba cuenta― hay un gesto auténtico de dulzura y cariño por el animal y el potrero. Los árboles que nombramos, esos mismos donde ponemos ―bajo la sombra de la rama― la silla, la hamaca o la mecedora, se han adherido a la familia, y cuentan de nuestros años y también los de la casa. Los frutos nos hablan del mes del año, y señalan, temporada tras temporada, cuál será la receta del día. Nombramos y esperamos pacientes, como quien va a llegar, las ciruelas, el florecimiento de la calabaza en el potrero, las tormentas que nos dan chipiles y quelites. Vamos al cerro a veneadear, a cazar iguanas, a cortar nanches, y esa expresión, la de ir al cerro, contiene, en realidad, la emoción alegre de combatir con la propia tierra. Pero también nuestro lenguaje, el del calentano, tiene tonos profundos de silencio, esas mismas prolongadas pausas de la tarde en las que sólo se escuchan la vibración del corongoro y el canto del chiscuaro. En lo personal, me atrae el carácter reflexivo en el lenguaje de mis abuelos, su preocupación por no hablar de más y desperdigarse en tonterías. De ese modo, cuando hablan, lo hacen con la verdad, interesados por que cada palabra sustente una filosofía que han elaborado con los años. Lo que emana de ahí, de esas voces, cuando las escucho, es la sensatez.

Autor: Roberto Bernal

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miércoles, 8 de abril de 2015

La puerta rota

Foto: Alvear Herrera
Obsoleta y sola estas ahora
no detienes ni al tiempo,
ni al aire que por ti se cuela
eres nido de chamacuces
tu basta pintura se ha ido
al igual que la joven novia
detrás de ti enclaustrada
y alejada de falsos amores
Sollozante y siempre enamorada…!


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miércoles, 25 de marzo de 2015

Mujer calentana

Eres tú mujer de mi tierra bella
de barro, de madera y trigueña
con porte de tradicional familia
de mirada diáfana que ensueña
con aretes y miradas que encadenan
y en el quiebre al desliz de tus manos
que tu bello rostro de amor engalana
de gusto felicidades entona tu alma
ante el arrebol del olán de tu falda.

Autor:WSAS

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martes, 24 de marzo de 2015

El tizoncito y mi cigarro

Había caluroso azul hasta el pie de las montañas. Abril amanecía con poca ropa. Principios de arroyos estaban estancados en lama verde. Pocas lluvias y mucho polvo tenían las coníferas de Villa Madero. Se arrastraban hasta las nubes los calores. En la curva que anuncia el caserío de Tlalchapa, el hijo le ofreció un cigarro al padre. Era la primera vez que fumaba en su presencia. El padre, por su parte, era la primera ocasión que se montaba en un auto. Hilos de sol pegaban en el espejo del copiloto. Cegaban al padre. Cerró un ojo cuando preguntó por los cerillos. El hijo le ofreció el encendedor del auto. ―Enciéndalo con esto ―dijo. En el camino había manojos secos de espinos. También huizaches pavorosos del sol. En transversal, el aire buscaba rutas cálidas. El padre fumaba y el aire le devolvía el humo a los ojos. Por la tarde, después de comprar huaraches y agua de horchata, regresaron a Villa Madero. El hijo tuvo antojo de otro cigarro, tomó uno y le ofreció otro al padre. El padre aceptó. ―¿Y el encendedor? ―preguntó el hijo. ―¿Cuál encendedor? ―El que le di en la mañana. ―Ah ¿el tizoncito? Lo tire ―dijo el padre. La carretera estaba torcida con la misma lumbre.

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lunes, 23 de marzo de 2015

El aroma de la comida calentana y sus anhelados recuerdos

De mi abuela no tengo más recuerdo que moviéndose alrededor del fogón. Creo que ese ruido particular, el de la leña introducida en el fogón, entre las cuatro o cinco de la mañana, era el que marcaba el inicio del día, la hora en que todos despertábamos. 

Ahí, en el fogón, había, casi invariablemente, leche bronca, calabaza en piloncillo, café, combas y tortillas. Las formas únicas del cielo resplandecían, entre el humo, para dar forma al rostro de mi abuela y a lo que cocinaba. Así, sin certezas, pueden llegar los alimentos hasta nuestra memoria. Basta probar algo que hace años no lo hacíamos, para hacer un registro incierto de los años pasados, enlazar, digamos, sabores con tiempos que ni siquiera recordábamos. Cada vez que mi madre viene desde Guerrero, espero ansioso los alimentos que trae a casa. Son sabores y olores únicos para mí, reconocibles, a lo cuales estaba habituado y que ahora implican una falta y hasta un lujo. La preparación de estos alimentos está íntimamente ligado a elementos de la zona, a ingredientes particulares de la región e incluso a su temperatura. El uso del horno de barro, por ejemplo, mantiene una vigencia inalterable para la elaboración del “pan de vaqueta” o el pan dulce. La razón no puede ser más que los resultados: este pan sigue tan exquisito y delicado como lo recuerdo.
A la fecha, cuando viajo a mi pueblo, he visto más de una ocasión a cuatro hombres —como lo ordena el canon—, con palas en mano removiendo el piloncillo y la canela y la leche en una cacerola bajo la leña. El trabajo es extenuante, casi ocho horas, hasta que la leche queda tan sólida que ya no es posible removerla más. No hay otra forma de hacer Atole Dulce (Leche dura). En mi región, Tierra Caliente, la permanencia de las tradiciones culinarias están lejos de obedecer a una risible mexicanidad o, peor aún, a un mercado turístico porque simplemente no lo hay. En realidad, el calentano —como nos llaman— no tiene otra posibilidad más que cocinar lo que cosecha y los animales que cría, echar mano de los frutos de la región, incluso de hierbas comestibles. Pero también, por otro lado, guarda un desprecio íntimo por lo que se come en otros lados o en las grandes ciudades. En constante inmigración, viaja con toqueres, gorditas dulces, requesón, semillas de calabaza, tamales de ciruela; desde Estados Unidos piden que les manden un poco de longaniza. Y en un viaje de ida y vuelta, de tiro aguanta el hambre o pide nada más el café.
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sábado, 21 de marzo de 2015

Como hacer leche dura o dulce de leche

Ingredientes para hacer Dulce de Leche casero
  • 1 litro de leche
  • 2 tazas de azúcar
  • Esencia de vainilla
  • 1 cucharadita de bicarbonato
  • Una cuchara de madera
  • Una olla o cacerola anti adherente

Colocamos la olla en un fuego suave, y vamos agregando poco a poco el azúcar mientras revolvemos con una cuchara de madera.

Una vez bien mezclada el azúcar, agregar la esencia de vainilla. Una vez que rompió el hervor, se debe agregar el bicarbonato.

Remover constantemente sin detenerse hasta que la mezcla tome el color y consistencia deseado. Antes de apagar el fuego, poner una pequeña cantidad (una cucharadita) del dulce de leche caliente en un platito, esperar que se enfríe y probar si tiene el espesor similar al que queremos conseguir.

Una vez que la mezcla esté, se debe apagar el fuego y dejar enfriar. Una vez tibio, se puede pasar a otro recipiente más cómodo. Esperar a que enfríe bien.


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viernes, 20 de marzo de 2015

Como hacer aporreado huaco


Ingredientes para 4 ó 5 porciones:
  • 8 huevos batidos
  • 2 bistec de cecina (carne oreada, seca) o bien pueden ser bistc de res previamente sofritas en poco de manteca de puerco,o sustituir por aceite de maíz y posteriormente desmenuzada
  • sal al gusto
  • 2 jitomates o tomates verdes si prefieren el aporreado en salsa verde.
  • 2 dientes de ajo
  • Pimienta
  • cominos (Opcional)
  • 1/4 de cebolla
  • 1 manojito de cilantro (Opcional) hay quienes no le ponen cilantro.
  • 6 chiles serranos o cuaresmeños, llamados también jalapeños

Método: En una sartén se saltea nuevamente la cecina y desmenuzada en suficiente aceite de maíz, posteriormente se le agregan los huevos batidos, que son sazonados previamente con sal y pimienta, se revuelve todo a fin de que termine de cocer. Se reserva en la sartén.

Aparte se elabora la salsa de la siguiente manera: Se hierven los tomates y los chiles o bien asados al gusto e cada cual, si es asado, se le quita la piel a los tomates y se procede a licuar. Se licúan los jitomates, los chiles, los dientes de ajo,cominos si gustan ponerle y la cebolla con suficiente agua, ya licuados se agrega el cilantro picado ala salsa. (Es opcional usar una licuadora, ya que en guerrero la mayoria usan molcajete para prepar la salsa)

Ya está lista la salsa. Se agrega ésta a los huevos revueltos (o enteros) con la cecina, que se reservaron en la sartén, se sazona la salsa con sal y pimienta y un poco de caldo de pollo en polvo esto es al gusto de cada quíen,se puede omitir y solo dejarlo con el sabor que ya la carne y demas ingredientes han de soltar al hervir.
Se deja que hierva la salsa con los huevos revueltos con la cecina para que se incorporen los sabores, se puede acompañar con frijoles y arroz y unas tortillas calientitas ,y a comer se ha dicho! buen provecho.

Espero sea de su gusto esta receta, los ingredientes, cantidades es al gusto de cada quién, cada persona tiene su propio sazón.

Janiel Reynoso Landin
 

jueves, 19 de marzo de 2015

Como hacer Pozole verde

Ingredientes para 16 porciones

  • 1 lata o bolsa grande de maíz pozolero 108 oz (3.06 Kg)
  • 1 pollo completo (pueden usar puerco)
  • 2 cabezas de ajo, mas 4 dientes de ajo
  • 2 libras de tomatillos (aprox. 1 kg)
  • 2 1/2 cebollas blancas medianas (dos cebollas para servir el pozole, media cebolla para la salsa)
  • 1-3 chiles serranos
  • 2 manojos grandes de cilantro
  • 1/3 taza de pepitas (opcional)
  • 2 tazas de agua
  • 2 cucharadas soperas de sal
  • 1 lechuga de bola
  • 1 manojo de rábanos
  • 2 aguacates
  • 8-10 limones
  • Oregano seco
  • 1-2 bolsas de tostadas
PREPARACION:

Abre la lata o bolsa de maíz pozolero cuela y pon los granos de maíz en la olla mas grande que tengas, limpia el pollo, córtalo en piezas y agrégalo a la olla con el maíz, toma las dos cabezas de ajo completas límpialas y échalas a la olla y agrega sal, finalmente pon agua en la olla hasta que cubra todo. Cuando suelte el hervor baja la temperatura a fuego medio y deja cocinar por 45-55 minutos o hasta que el pollo esté cocido, saca el pollo, dejalo enfriar y desmenusalo despues lo regresas a la olla.
Mientras tanto prepara la salsa: (necesitarás dividir las cantidades en dos partes y molerlas separadamente ya que la cantidad es muy grande) 
Muele en la licuadora hasta que todo se integre bien, los cuatro dientes de ajo pelados, media cebolla, las dos libras de tomatillos (pelados y enjuagados), chiles serranos (al gusto, uno le dará sabor, mas le dará picor), cilantro, pepitas, sal y el agua. Agrega la salsa al caldo con el maíz y deja hervir de 15-20 minutos en fuego bajo hasta que la salsa cambie de un color verde claro a un color verde militar. Prueba de sal. El caldo entonces estará listo para servirse.
Lo sirves con lechuga finamente cortada, limon, rabanitos, cebolla picada, aguacate, chile picado (opcional), espolvorear oregano y acompañas con tostadas!!

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miércoles, 18 de marzo de 2015

Como hacer tamales nejos en hoja de platano

Esta es una receta auténtica, como la hacen la mayoría de mi familia, espero les guste.

INGREDIENTES
  • 5 cuartillos de maíz
  • 5 cuartillos de ceniza
  • 2 puños de cal ( Lo que abarque la palma de la mano)
  • Agua ( la suficiente para tapar el maíz )
  • Hojas de plátano (Si son recién cortadas mucho mejor)
MODO DE PREPARACIÓN

Primero se cuela la ceniza en un colador grande para evitar que se vallan pedacitos de carbón o terroncitos del fogón o comal de donde se saco la ceniza.
Se pone en un bote o cubeta grande el maíz ya limpio a cocer con agua y la cal a fuego lento.

Se diluye la ceniza en agua y se agrega al bote donde se esta cociendo el maíz

Mover constantemente con una pala o cuchara de madera grande. (Para evitar que se pegue y se queme el maíz).
Después de media hora sacar un granito de maíz si este ya se le quita el corazoncito fácilmente y esta blandito ya se puede retirar del fuego el bote donde tenemos el maíz

Vaciar el maíz ya cocido en una (criba = una lámina agujereada, sujeta a un cerco de madera que se utiliza para limpiar el maíz). Si no tienen eso pueden utilizar un canasto o un colador grande y lavar muy bien el (Nixtamal = maíz ya cocido) hasta que no queden restos de ceniza, que quede blanco los granos.

NOTA:
De preferencia este procedimiento hacerse un día antes, para estos tamales y molerse al día siguiente.

Moler el nixtamal, una vez teniendo la masa se agrega sal al gusto y agua para amasarse tiene que quedar algo aguada no mucho solo lo suficiente para que se pueda manejar y no escurrirse por la hojas.

HACIENDO LOS TAMALES

Con unas tijeras, corta las hojas de plátano en rectángulos de 25 x lo que tengan de ancho las hojas; quítales la orilla gruesa con las tijeras, lávalas y escúrrelas muy bien. Para que estén manejables puedes ponerlas en el sol una media hora o pasarlas en agua caliente aunque también se puede poner en el comal caliente hasta que se ablanden y sea más fácil envolver.
Pon dos cucharadas de masa en cada hoja y extiéndela con los dedos mojados para que no se te pegue (coloca un traste con agua a un lado para meter la mano) y acomoda bien la masa. Envuélvelos y acomódalos en una vaporera, con suficiente agua abajo y la parrilla, y taparlos bien con hojas de plátano y un lienzo de cocina limpio o bolsa de plástico y luego la tapadera. Cuécelos durante 1 o 2 horas, contando desde que comienza a hervir en agua, puedes sacar un tamal y notar que la hoja este oscura y la masa se desprenda con facilidad de la hoja y no esté (chiclosa) o pegajosa la masa.
Y por ultimo a disfrutarlos con lo que quieras mole verde o chimpa ,mole rojo,con crema y queso fresco. Es algo laborioso un poco tardado pero bien vale la pena para disfrutar de estos ricos tamales.