Mostrando las entradas con la etiqueta fray juan bautista moya. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta fray juan bautista moya. Mostrar todas las entradas

miércoles, 28 de junio de 2023

El origen del día de San Juan en la región de Tierra Caliente

Este sábado 24 de junio, día de Juan El bautista, fue presentado un nuevo libro del doctor en Administración y Contabilidad Carlos Arias Castillo, en Ciudad Altamirano, donde el comentarista fue el escritor Noé Israel Borja, además del autor que se apoyó con diapositivas.
En esta nueva obra, entre tantas cosas interesantes el catedrático de la Universidad de Guanajuato habla sobre el posible origen del festejo del Día de San Juan en Ciudad Altamirano, apoyado en parte en información de Félix Manuel Villela, ilustre altamiranense ya fallecido.
Así dice don Carlos Arias: “Según la tradicional oral (…) fue el propio fray Juan Bautista Moya, quien a sabiendas de que el cerro de las Querendas, de la angostura, de San Juan o de Pungárihuato (…) era un centro de protección y refugio de los naturales frente a las crecidas de los ríos que abrazan al pueblo, pero también lugar donde probablemente se adoraba a Pungaráncha, quien en un proceso de aculturación religiosa, posiblemente entre 1523-1524, un 24 de junio, quizás, en un intento de combatir la idolatría, en peregrinación llevó y encaminó a los naturales a dicho cerro para conmemorar el nacimiento del patrono y protector del pueblo el personaje bíblico Juan el Bautista.

“Por tradición, también se sabe, que el padre Moya, un día antes, instruyó a los naturales del pueblo que para conmemorar y celebrar al santo patrono protector cristiano, se llevaría una cruz de madera –quizás de simples horcones- al cerro de las Querendas, en donde las mujeres deberían de vestir de rojo, porque el color rojo ‘representa la vida y el amor’, en tanto que los hombres lo harían de blanco, porque el blanco es ‘símbolo de pureza religiosa’.
“(…) También por tradición oral, se dice que fray Juan Bautista Moya instruyó a sus amados naturales que para pasar el día en el cerro, se sustentarían con polvo de pinole, alimento muy difundido y consumido en Mesoamérica. Se dice también, que el fraile señaló que con dicho pinole se haría atole al cual agregarían ciruelas (Guingure) de la región disecadas al Sol”.

Así, pues, este habría sido el origen de la tradición de subir al cerro de San Juan para conmemorar el nacimiento de El bautista.

sábado, 22 de febrero de 2014

FRAY JUAN BAUTISTA MOYA


Fray Juan Bautista Moya, agustino que vivió en Chilapa y Tlapa de 1537 a 1543. Unos años después, de 1554 a 1567, evangelizó en Tierra Caliente. 

La leyenda que sigue nació en el pueblo de Pungarabato (hoy Ciudad Altamirano) y fue recopilada en Valladolid (Morelia) por primera vez en 1574. Reza la Americana Thebaida que, cerca de Coyuca (hoy Coyuca de Catalán), pasa por un gran río llamado río de Coyuca o Pungarabato, lleno de caimanes. Una noche lluviosa de invierno, llegaron unos indios de Coyuca a la cabecera de Pungarabato pidiendo confesión para un enfermo de su pueblo. La corriente se había llevado las balsas y ya no había modo de cruzar el río. Pero Fray Juan Bautista subió en el lomo de un caimán, el cual le permitió pasar del otro lado del río y confesar al enfermo en Coyuca. Para Volver, se repitió el prodigio. Un cuadro pintado en el primer tercio del siglo XVII por el padre Salguero rememora este acontecimiento.

El relato es muy interesante porque su contenido demuestra su indudable origen indígena. Hemos mostrado que los habitantes de las orillas del río balsas acostumbraban aprovechar cualquier tronco de árbol para cruzar la corriente; aquí, en lugar de tronco, Fray Juan Bautista utilizó un caimán. Además de estas circunstancias arraigadas a la vida cotidiana de los pueblos cuyos habitantes tenían que pasar el río para viajar, la historia está calcada sobre el rito de “penitencia” descrito por Alarcón en 1629. Según esta fuente, los habitantes de la cuenca del Balsas acostumbraban arriesgar su vida en los ríos, en medio de los caimanes, a fin de adquirir “méritos”. El rito se realizaba de noche en las mismas circunstancias en que se verificó el “milagro” de Fray Juan Bautista. 

Aquí tenemos un ejemplo de un encuentro espiritual entre indígenas y frailes, los primeros atribuyendo al misionero uno de los prodigios más conocidos en su cultura, el cual fue a su vez aceptado por los frailes interesados en redactar la historia de los milagros de los primeros evangelizadores de su orden, a semejanza de las hagiografías o vidas de santos que estaban acostumbrados a leer.


Otras publicaciones: