La Mina de Real del Espíritu se localiza cerca del río Bajo Tacámbaro, para llegar se viaja de Huetamo al poblado de Arroyo Seco, en donde se desvía en este lugar, se sigue viajando a El Gusano y Montecillo, se cruza el río por el puente hasta llegar a El Espíritu.
También se puede llegar por La Quetzería, pasando por la Mina de las Bermejas, que su postal está como las minas del oeste, muy impresionante.
Esta exploración la encabezó el ingeniero Salvador Ugarte, quien gusta de estas actividades.
Cuenta la historia transmitida en forma oral que esta mina la explotaban los purépechas, ya que tenían conocimiento del proceso de fabricación de cobre y el descubrimiento de ésta fue porque los españoles emborracharon a un nativo purépecha y ya en estado inconveniente les reveló el lugar, el clero se posicionó en esta mina, después los Irigoyen tenían acciones, pero en la actualidad las entradas a la mina se sellaron.
El auge de la minería fue en 1500 cuando los españoles fueron explorando y abriendo minas por toda la República, este auge se debió a los nativos de la región, los sometieron y los esclavizaron, fueron quienes trabajaban las minas, a cada pueblo le exigían una cantidad de esclavos y los ponían al trabajo inhumano, lo más que vivían eran 30 años siendo una mortalidad grande entre esta población.
En la actualidad los dueños de esta mina son empresarios canadienses y están esperando mejores condiciones fiscales para reabrirlas.
El trabajador encargado de este complejo abrió entradas y nos guío al interior de los túneles, teniendo una gran red de caminos y en el interior algunos se cruzan, existiendo una serie de escaleras, tapancos y fauna en su interior como lo es el alacrán real y murciélagos.
En su infraestructura pudimos ver un gran pozo de agua cuadrado y ademado de piedra, el canal y estanque en donde limpiaban el metal, una cárcel y los cimientos de las casas de los administradores y las de los obreros.
También se aprecia los caminos en donde transitaban las carretas que transportaban los víveres consumibles para el lugar y de este lugar sacaban el codiciado metal, el cual lo transportaban para su resguardo en la capital.
Una anécdota que pocos lugareños cuentan es que los dueños se fueron de este lugar en la época de la Revolución ya que eran blancos para conseguir dinero para la compra de armas y no pudiendo llevarse todo su capital, éste lo escondieron en una veta que empezaban a abrir, dejando lo que no pudieron llevar en el lugar específico y luego cerraron el orificio y acribillaron a los trabajadores para que no divulgaran el lugar, pero nunca regresaron los dueños por lo guardado y queda para los que quieran buscar el guardado o entierro como le dicen en nuestra tierra.