A este fruto del árbol del mismo nombre de la familia de las Mirtáceas, Myrtus communis, L., se le llama también guayabillo en algunas regiones mexicanas y a la fruta, Guayabilla.
Los arrayanes se comen generalmente crudos al estar ya maduros, también se preparan en conserva con azúcar o piloncillo; en ates (especie de cajeta), o simplemente cubiertos con azúcar son deliciosos, ya sea frescos o secos. Los jarabes, refrescos o nieves preparados con esta fruta son de muy buen gusto, saludables y provechosos.
Los arrayanes tienen un deliciosa sabor ácido aromático muy agradable y son refrescantes. Contienen apreciables cantidades de vitaminas del grupo B, vitamina C, ácido nicotínico, proteínas, sales minerales, carbohidratos y ácidos tánico, cítrico y málico, por lo que pueden considerarse como un buen alimento.
Como medicinales, los arrayanes machacados y deshuesados en agua azucarada, forman una bebida refrescante muy útil en las inflamaciones del estómago e intestinos, calma las nauseas y los vómitos, alivia la irritación estomacal producida por exceso de bebidas embriagantes y se recomiendan muy especialmente en casos de diarrea producida por esta misma causa.
Preparados en cocimiento en proporción de 50 grs. por litro de agua y azúcar al gusto, forman una excelente bebida contra las afecciones catarrales, ya sean bronquiales o pulmonares. Este mismo cocimiento sin azúcar, es útil como antiséptico y cicatrizante y se usa para lavar llagas y heridas, las ulceraciones encarnan y sanan rápidamente.
El cocimiento de 25 grs. de hojas del árbol en un litro de agua para lavados vaginales, se usan con muy buen éxito en la leucorrea (flujo blanco) y en casos de flojedad vaginal, aprovechando sus cualidades astringentes en forma inofensiva.
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