Abren sus pétalos blancos con el atardecer en las Lomas de Apopio; cientos van a cortarlas para su venta durante la noche.
Por que Tierra Caliente también es cultura y tradiciones.
CIUDAD ALTAMIRANO. GRO. Muchos en México conocen las flores de San Nicolás pero pocos saben que su otro nombre “común” es “flor de San Juan” y que su nombre científico es Millea biflora.
Según datos encontrados en la Internet sobre esta flor que adorna muchas laderas de lomeríos en este país, se afirma que también se le conoce como “azucena del campo”, “azucena silvestre” y “flor de mayo”, además de “jacinto” y “jacinto del monte”.
En la región de la Tierra Caliente, desde fines del mes de julio, todo el de agosto y durante la primera quincena de septiembre, al llegar las sombras de la noche las laderas y lomeríos con llano grama se llenan de estas florecitas que expiden un perfume inigualable y que envuelve el alma de los calentanos.
En Pungarabato (Ciudad Altamirano) estas apreciadas flores hacen suyos los terrenos descampados en las Lomas de Apopio de la comunidad de Santa Bárbara, donde familias enteras acuden a hacer ejercicio y sucumben ante la tentación de recolectarlas, y otras más van para traer los mazos de flores con que más noche hacen ramitos que ofrecen en puestitos colocados en las gasolineras, y en recorridos en el zócalo, taquerías, cenadurías, estanquillos y otros negocios abiertos a esas horas, como la Bodega Aurrerá.
El ramito de 20 florecitas de San Nicolás lo cotizan en 10 pesos. Conforme avanza la noche, para acabarlas pues son perecederas y abren sus pétalos sólo por las noches y cuando mucho resisten dos, las van ofertando cada vez en precios menores, hasta cuando cerca de las 24:00 horas, son de plano rematadas.
Las flores de San Nicolás eran apreciadas por culturas prehispánicas, según se anota en una página de Internet, a las que los chontales en Chiapas las llamaban hesh-pi-shua, y los zapotecos en Oaxaca, guije-cana.
Según la referencia dada, su área de origen es desde el Sur de Estados Unidos hasta Guatemala.
En el escudo de La Barca, Jalisco, aparecen en su contorno ocho flores de San Nicolás como algo típico en ese municipio, se anota en su descripción. En lugares de Tabasco como en Zirándaro de los Chávez, es tradicional en la fiesta de San Nicolás de Tolentino, irle a colocar en la mano, un ramo de estas flores que llevan su nombre.
Las flores de San Nicolás son apreciadas por el perfume que expiden, pues es inigualable; se aprecia fino y suave pero incitante a desear que fuera más. Nadie de las personas consultadas dijo que le produzca cansancio o sentirse abochornada por el aroma.
En Pungarabato, el espacio en las Lomas de Apopio donde crecen estas flores es extenso. Estas lomas son visitadas hasta por más de 100 personas con fines deportivos, y que se ven conquistadas por lo bello de la florecita y por la fragancia que despiden al abrir sus pétalos.
Cabe decir que sería bueno que la Regiduría y la Dirección de Ecología del Ayuntamiento de Pungarabato declararan estos prados como zonas protegidas de la flor de San Nicolás.
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