10 DE MAYO “DIA DE
LAS MADRES”
Por Isaías López
Abundis.
En todo el mundo se
celebra a la Madre; a ese ser en quien Dios nuestro Señor, depositó el milagro
de engendrar vida dentro de su vientre.
La celebración del día de las madres
se remonta a la antigua Grecia, cuando se le rendían honores a Rhea, la madre
de los dioses: Júpiter, Neptuno y Plutón. Los romanos llamaban a esta
celebración La Hilaria, se llevaba a cabo el 15 de marzo en el templo de Cybele
y durante tres días se hacían ofrecimientos.
Posteriormente los primeros
cristianos celebraban el día de las madres en honor a la virgen María, madre de
Jesús. Durante el siglo XVII, en
Inglaterra también se llevaba a cabo un acontecimiento similar, honrando también
a la Virgen y el cual se denominaba Domingo de las Madres. En ese día los niños
asistían a misa y regresaban a sus hogares con regalos para sus progenitoras.
En Estados Unidos, la celebración
tiene sus orígenes hacia 1872, cuando Julia Ward Howe, autora del Himno de
batalla de la República, sugirió que esa fecha fuera dedicada a honrar la paz,
y comenzó celebrando cada año encuentros en las ciudades de Boston y
Massachusetts en celebración del Día de la Madre. Por otro lado la celebración
de este día, esta relacionada con la iniciativa de una joven llamada Anna
Jarvis, quien perdió a su madre Anna Reeves Jarvis en 1905 , quien era una
activista comunitaria de Virgina Occidental.
EL DIA DE LAS MADRES EN MEXICO
El día de las madres en México
tiene su origen desde hace 90 años, cuando un periodista llamado Rafael Alducin
que trabajaba para el periódico " Excélsior" hizo una invitación un
13 de Abril de 1922 a toda le gente, para que propusieran un día de festejo a
las madres. Es así como el 10 de mayo de 1922, por primera vez en México se
celebra a la madres.
En algunos países
se celebra en distintas fechas; pero todos dedican un día para honrar a
nuestras madrecitas. Sea el país que sea, con sus distintas maneras de
celebrar; las madres son y serán el centro y soporte de las familias.
Pero ésta, no es
tan sólo una fiesta a celebrar, también es ocasión de recordar a aquellas
madres que se nos adelantaron en ese viaje sin retorno. A los panteones asisten
los hijos que aún guardan en su memoria los pasajes vividos en la infancia,
adolescencia y adultez, porque ella nunca deja de ser nuestra madre, porque
ella siempre estuvo dispuesta a dar su vida por cualquiera de sus hijos; por
eso, las tumbas se visten de flores, se oye el tronar de cohetes, sentidas
canciones invadir el nostálgico ambiente, y se mira a algunos llorar en
silencio.
Sólo en muy
desgraciadas excepciones algunas mujeres, abandonan a sus bebés en la calle, en el quicio de una puerta ó
los tiran a la basura, y hasta llegan a venderlos como si fuera una mercancía.
Tal vez por eso
existan hombres que llegan a atentar contra la vida de un bebé en gestación, y
en consecuencia, de la madre que alberga al feto en desarrollo. En realidad, es
difícil determinar los motivos que los mueven a llevar a cabo tales acciones; ¿traumas,
drogadicción, alcoholismo, pérdida de valores éticos y morales?...¿o todo
junto?; creo que ni los animales irracionales llegan a tal grado ¿o sí?, lo
cierto es que entre humanos, a menudo
suele suceder.
Desde este espacio
vaya un merecido reconocimiento a las madres que nos hacen el favor de leernos,
y a todas las Madrecitas de México…¡Feliz día de las Madres!
Les dejo uno de mis
pensamientos que ilustra un caso, como el que líneas arriba se ha planteado.
¡GRACIAS, MAMÁ!
(breve historia de un aborto provocado)
ISAÍAS LOPEZ ABUNDIS
Hoy, desperté
temblando
y es que escuché
gritos, maldiciones,
te oí decir-¡a mi
hijo no lo tocas!
…alguien te estaba
golpeando,
yo me sentí
impotente,
como encerrado en
un cajón,
sentí temblores en
mi estancia,
un amargo líquido
llenó mi boca
y un frío de muerte
recorrió mi espalda
¡que muera- alguien
decía;- que muera!
después, un
portazo, llantos en el exterior,
sonidos de
ambulancias y patrullas!
oí tu voz decirme,
¡aguanta, hijito, aguanta!
Luego… -un lapso
que se hizo eterno-,
de pronto, sentí
que alguien me jalaba
de la cabeza y de
los hombros
nadaba yo en un mar
de sangre,
vi a lo lejos,
claridad de superficie!
quería salir y
respirar, ¡me estaba ahogando!
¡ya viene – dijeron
– ya viene!
y por fin... ¡te
ví, -mamá-, te ví!
ensangrentada y con
tus ojos llenos de lágrimas...
¡mi hijo! –
gritaste – ¡mi hijo!
yo, con la mirada,
te agradecí;
por haberme
defendido,
por mi corta vida;
por conocerte,
por tu amor…
¡gracias mamita!...adiós, madre mía!
¡ha muerto – dijo
el doctor –, el niño ha muerto!
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